viernes, 1 de enero de 2010

Burguesía Nacional, como quiere el General

Es sabido que la Unión Industrial Argentina nunca estuvo Unida, nunca fue Industrialista, y nunca defendió los intereses Argentinos. Tanto es así que conformó junto a la Sociedad Rural Argentina (SRA), los dos grandes bloques corporativos que conspiraron contra el peronismo de la época feliz, causa suficiente para que haya sido intervenida por el Justicialismo hasta el 55. La ausencia de una organización que proteja a los pequeños empresarios, que siendo ampliamente mayoría no se veían representados en la UIA, llevaron a José Ber Gelbard a fundar la Confederación General Económica (CGE) para proteger los intereses de las empresas nacionales favorecidas con el crecimiento del mercado interno, el proteccionismo económico y los altos salarios que elevan el consumo y por lo tanto la productividad (el circuito virtuoso como lo llama la Presidenta).

Como dijo hace más de 2.000 años Marco Tulio Cicerón, la historia parece repetirse. Desde el 2003 en adelante, luego de 28 años de entrega absoluta, el país retomó una política que -con todas las críticas que pueda recibir- es netamente industrialista. Hasta hace no tanto, la U.I.A apoyó dicho proceso cuando la cabeza de la organización estaba conducida por un desarrollista, Juan Carlos Lascurain (nota de color: Fue profesor de Guillermo Moreno en la UADE). Sin embargo, a comienzos de 2009 el sector de Lascurain fue desplazado por el sector más liberal y Héctor Méndez, empresario plástico, asumió la presidencia.

Desde entonces, la UIA ha empezó a criticar progresivamente la intervención del gobierno en materia económica hasta el punto de llegar a participar del acto en el Rosedal convocado por la Mesa de Enlace semanas atrás, ocasión en la cual el presidente de la SRA -el republicano demócrata e institucionalista Hugo Biolcatti- llamara a "descabezar" la gobernación de la provincia de Buenos Aires.

La UIA y la SRA conforman ahora el bloque del establishment que realiza un fuerte lobby para lograr que a partir del 2011, un gobierno de otro color ajuste salarios, elimine las licencias no automáticas con el fin de liberar importaciones, privatice empresas públicas y en otras palabras, retome el neoliberalismo de la segunda década infame.

No obstante ello, las bases industriales siguen apoyando la política económica del gobierno debido a que entre otras cosas, no son suicidas. En la 15º conferencia realizada por la UIA, los discursos de los ejecutivos chorrearon un claro contenido político opositor, por lo cual varios representantes de las pequeñas y medianas empresas (PYMES) decidieron retirarse a modo de protesta.

En este orden de ideas, la Confederación General Empresaria de la República Argentina (CEGERA) que representa a las pequeñas y medianas empresas responsables del 75% de los nuevos puestos de trabajo creados desde el 2002 -en su acto de cierre realizado el 16 de diciembre del 2009- destacó la voluntad política del Gobierno de "defender la industria, el comercio y el trabajo", y criticó a quienes "no tienen memoria y añoran que el pasado vuelva".

La Parte Inerte del Arte se pregunta si teniendo en frente a la SRA, la UIA, los estudiantes universitarios, las clases medias metropolitanas, los medios masivos de comunicación y el Episcopado Argentino, el kirchnerismo no debiera tender a transformarse en la tercera tiranía de cara al bicentenario.

Por el bien de nuestro país, esperemos así sea.

Feliz año nuevo.

3 comentarios:

LeandroITU dijo...

¡¡Güenas!! ¿Cómo va? Antes que nada, aclaro que hablo desde una postura de militante universitario.
Si bien es cierto que este gobierno intenta hacer crecer la industria local, no lo hace a la velocidad que realmente se necesita. Si vamos al caso, Perón fomentaba la industria nacional con préstamos a través del IAPI, y hoy en día, los créditos para PyMES son escasos (ya sea por parte del Estado, como del sector privado). Eso es por un lado la humilde crítica que puedo hacer desde un punto de económico.
Ahora, si no te entendí mal, querés que el Kirchnerismo se transforme en la tercera tiranía, con lo cual, no estoy de acuerdo por dos motivos:
1) Soy partidario de un gobierno democrático pluralista, prefentemente con escasa participación de la derecha.
2) El Kirchnerismo perdió un poder muy importante: al apoyo del campo popular. Al principio creó un gobierno hetereogéneo, no lo apoyé pero me pareció algo positivo. Después, volcó sus estructuras al viejo aparato del PJ y desplazó a casi todas las organizaciones sociales que le daban apoyo. Error muy grave, cosa que eso le quitó el poder y credebilidad que habían logrado desde el 2003.
En pocas palabras, la "tiranía Kirchnerista" no va a ser una buena opción, salvo que tome medidas de fondo y fuerce una distribución de la riqueza y no intente crear una alianza de clases como intentó hacer Perón, que en su 2da presidencia se vió su utopía.

Martín Gianella dijo...

Me parece muy bien.

1- Yo también soy partidario de un gobierno democrático. Pero existen muchas formas de entender la democracia. Lo de "tiranía" es irónico. ¿O no le dicen "dictador" a Chávez?

2- Existen mil deficiencias en el gobierno, la principal, la incapacidad que mostró para crear poder popular para sostener la profundidad de sus reformas. Ahora, yo no creo que en todos los casos haya "desplazado" a las organizaciones sociales que lo apoyaban. Algunas se fueron solitas a correr una maratón de liebres en el sur, porque son oportunistas simplemente y pusieron cualquier excusa pedorra. Aun más, uno de sus más destacados cuadros llegó al Congreso en una boleta de Solá.


En fin, en este blog nos cagamos en el consenso y en el diálogo. Pero bienvenido el debate de ideas igual. La próxima no zafas de la censura.

Por último, LPIDA apoya el plan de productividad del 52 y la creación del Fondo del Bicentenario, porque somos parte de la vieja estructura burocratizada del peronismo más rancio.

Saludos.

X dijo...

pin pun pan y listo